Hoy, con el corazón lleno de dolor y gratitud, despedimos a la mujer que nos enseñó a vivir con fuerza, amor y esperanza, incluso en los momentos más difíciles. Mamá, fuiste el faro de nuestra familia, siempre dispuesta a brindar una sonrisa, un consejo y un abrazo lleno de calor. Tu dedicación, tanto en tu hogar como en la cocina, se convirtió en el centro de nuestra vida A lo largo de los años, nos enseñaste a ser fuertes, a nunca rendirnos, a luchar por los que amamos. Pero, incluso cuando la enfermedad se llevó parte de tu memoria, nunca nos dejaste de enseñar. Aunque a veces ya no recordabas nuestras caras, nunca perdiste tu bondad, tu ternura ni esa capacidad única de hacer sentir a todos bienvenidos y queridos. El Alzheimer intentó desdibujar tu historia, pero nunca pudo borrar el amor que sembraste en cada uno de nosotros. Hoy, al mirarnos entre nosotros, vemos tu huella indeleble en todo lo que hacemos, en nuestras risas, en nuestra forma de cuidarnos y, sobre todo, en nuestra capacidad de amarnos. Tu lucha nos enseñó a valorar cada momento, a ser más pacientes, a no darnos por vencidos, a ser generosos de corazón, tal como tú lo fuiste siempre. Aunque ya no estás con nosotros de la manera en que lo deseábamos, tu espíritu permanece intacto, guiándonos en cada paso. Nos dejas un legado de amor, de valentía y de lucha que nunca olvidaremos. Descansa en paz, mamá. Nos dejaste más de lo que podríamos haber pedido, y aunque te extrañaremos profundamente, sabemos que tu amor nos acompañará siempre. Con todo nuestro amor, tus hijos.

Marido: Pedro Campoy Hijos: Juan y María Hermanos: Antonio, Paca(+), Catalina, Angela, Juan(+), Isabel, Gabriel(+). Nietos: Inés, Adriana, África y María